I. Comienza el viaje
Comienza en blanco y negro; la vida sigue avanzando, pero ahora será vista de otra forma.
II. Cosas que antes no se percibían
En la vida cotidiana hay cosas bizarras; siempre la realidad supera la ficción. ¿Cómo avanzar cuando hay tantas cosas en el mundo que nos pesan y nos limitan?
III. ¿Me estoy viendo?
Siento mi existencia como parte de la ciencia espiritual, ciencia co-creadora de la alineación de esta energía cósmica y de un dios energético para traernos aquí desde hace aproximadamente 4,543 millones de años.
IV. Miles de millones de años nos traen aquí
Veo a este gato. ¿Qué hace aquí, en el mismo tiempo y espacio que yo? ¿Viviendo en esta misma época?
¿La época en la que estoy aprendiendo y viviendo acaso es relevante?
V. ¿Tenía que ser así?
Estar, existir y observar. Observar se vuelve un hábito si eres muy curioso, si dejas de tener miedo.
Observar te brinda muchas cosas valiosas.
VI. Lo que observo es lo real
El equilibrio es lo real; mi realidad es real, pero la realidad de los demás también lo es.
Cocreadores de ilusiones colectivas, las mismas leyes naturales no aplican para todo.
Todo tiene vida, al igual que yo; todo tiene el mismo valor, al igual que yo.
VII. Soy parte de la historia
Soy insignificante al igual que soy tan valioso.
Si soy parte de las miles de creaciones alineadas de este universo, soy importante porque estoy hecho de la misma energía, los mismos átomos, la misma materia.
Pero soy insignificante porque no puedo ser superior a algo tan vasto y extenso, algo que tiene tantos secretos.
VIII. Lo que encuentro en los demás, bueno y malo, es parte de mí
Somos una unión, pero al mismo tiempo somos individuos por alguna razón, una razón que no creo llegar a conocer en esta vida, tal vez nunca, y estoy bien con eso.
Las personas con las que me cruzo siempre tienen algo que reflejarme.
IX. Mis colores cambian
“Un mundo abstracto lleno de torbellinos de formas geométricas y colores exuberantes, más vivos y más radiantes que cualquier cosa que hubiera visto en mi vida”.
-Stanislav Grof
X. Me identifico con todo
Siento la expansión temporal de conciencia; tengo vivencias embrionarias.
Pienso en mis ancestros, en mis vivencias colectivas, en las evolutivas y en las experiencias que he tenido antes de ser este humano.
X. Expansión Espacio-Tiempo
Siento la unidad en mis relaciones interpersonales. Todo lo que estuvo detenido dentro de mí, las herramientas que no me dieron al crecer, las limitaciones que ahora son mi responsabilidad, mi ego se cae.
Soy igual que una planta, soy igual que un animal. Estoy en mi experiencia de vida.
XI. Lo existente no es solo lo que veo
La materia inorgánica y orgánica es algo que todos compartimos: plantas, animales, humanos, bacterias. Las reglas no son iguales para todo y para todos.
No veo mis órganos, ni tejido, ni células, ni átomos, pero sé que están en mí. Hay tanto que no sabemos, y me niego a negar algo.
XII. Conocerme después de tanto tiempo
Sí que duele conocerse, sí que duele aceptarse, sí que duele reconocernos como parte de una alineación, una unión.
Algo se acomodó para que yo esté aquí, teniendo esta oportunidad.
Dejar de verme con expectativas que son difíciles de saber de dónde vienen, pero cuando llegas al origen, sabes que todo va a cambiar.
XIII. La mente universal
Una carga que después se convierte en alivio.
Identificarnos como uno solo, un universo dentro de cada uno, es el primer paso para encontrarnos en esa mente colectiva. Toda la información guardada en esta mente universal es un bien, dependiendo de cómo lo tomes.
Como aprendizaje, es lo mejor.
XIV. Aceptar la realidad
No tratar de cambiar la posición, la situación, la lección ni el método con el que la vida te está mostrando los aspectos difíciles es algo complejo.
Muchos patrones nos traicionan, pero tener paciencia y entender por qué son así las cosas es abrazar la realidad y a ti mismo.
XV. La experiencia se hace más ligera
Aceptar y no controlar hace la experiencia en este cuerpo más amena. Conocer tu parte humana te vulnera, y paso a paso te reconforta hasta hacerte más fuerte y más en calma.
XVI. La vida me trae historias
Las historias de las personas que quiero, cercanas a mí, me tocan de mejor manera, de manera más empática. Aprendo de cada una de las personas que llegan a mí.
Perdono con facilidad porque ahora soy capaz de ver que cada quien está en su viaje y está haciendo lo que puede con lo que le dieron.
No juzgar es un acto de valentía.
XVII. Mi energía es mi aliada
Soy capaz de entender y reconocer la energía que emito y la que doy a los demás. Si está desembocada y sin dirección, así está mi vida también.
Ahora puedo sentir todo lo que hay dentro y fuera de mí y darle una dirección sin dejar de vivir.
XVIII. Aprender a vivir
A veces pienso que sabemos cómo vivir porque lo estamos haciendo. Pero aprender a estar, a absorber, a tocar y sentir en el presente; tener un equilibrio entre mente, cuerpo, alma, materia, energía, cosmos; aprender a construir relaciones que te darán las mejores experiencias, amor, aprendizajes, conciencia; tener mascotas que también viven su experiencia con nosotros y respetar a otras especies, entre otras cosas.
Si estuviera solo en este mundo, ¿Cómo aprendería?
XIX. La vida y la muerte son lo mismo
La vida es constante transformación, evolución, resiliencia. Muerte, para mí, es solo una palabra; no existe para mí.
La muerte es simplemente el término de la energía en forma de materia orgánica e inorgánica, para pasar a ser la transformación de esa energía en su estado original.
Volver al origen.
XX. Ahora soy parte de otro viaje
El origen en forma humana está dentro de mí; todas las respuestas están volviendo a mí.
El origen en energía es, para mí, el origen original.
Sigo existiendo, pero ahora soy parte de otro tipo de evolución.
